Fuente de la imagen: Cuándo es el balotaje en la Argentina (LA NACION).
Inflación, incertidumbre y emociones a flor de piel. El pasado 22 de octubre, la ciudadanía argentina se enfrentó a las elecciones generales. El candidato que cosechó la mayor cantidad de votos fue el oficialista Sergio Massa con el 36,68% de los votos. En segundo lugar, el outsider Javier Milei, con una propuesta ultra liberal obtuvo el 29,98% de los sufragios. Patricia Bullrich, candidata del Partido Juntos Por El Cambio, liderando una alianza de centro-derecha, no pudo incrementar su caudal de votos respecto a las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) y alcanzó el 23,83% de los votos. Los otros dos candidatos que participaron fueron Juan Schiaretti, actual gobernador de una de las provincias más importantes de Argentina, como lo es Córdoba, con el 6,78% de votos y, en último lugar, figuró la candidata Myriam Bregman con el 2,7% de votos, representando a una coalición de izquierda.
Estos resultados, de acuerdo al artículo 148 del Código Electoral argentino, no permitieron que ningún candidato fuera elegido como presidente en esta instancia, por lo que deberá llevarse a cabo una segunda vuelta conocida como un balotaje, que será el próximo 19 de noviembre entre los dos candidatos más votados, Massa y Milei. Ambos representan dos líneas ideológicas bien diferenciadas, ya que Sergio Massa se alinea completamente con el gobierno actual y el peronismo, cuya idea central es el populismo, y en referencia a los temas económicos busca una economía proteccionista y cerrada. Por otro lado, Javier Milei propone una economía liberal, fomentando el comercio exterior con fuerte participación del sector privado. Adicionalmente, una de sus ideas centrales durante su campaña electoral fue la dolarización, pero actualmente parece una propuesta inviable dadas las condiciones macroeconómicas y políticas que afronta el país.
La situación económica actual presenta indicadores alarmantes, con índices de pobreza superiores al 40%, lo que se agrava aún más si uno considera que los porcentajes de indigencia del país son cercanos al 9,3%. Asimismo, la inflación supera en este momento el 150% anual, lo que no sucedía desde el año 1975. La falta de acción para revertir esta situación podría desembocar en una hiperinflación con consecuencias catastróficas para el país.
En el marco político, llama poderosamente la atención que, habiéndose descubierto casos de corrupción flagrante que involucran a funcionarios del gobierno actual, gran parte de la ciudadanía haya optado por apoyar de nuevo a los candidatos oficialistas. La corrupción es un problema que se ha vuelto sistémico, como el caso de la actual vicepresidenta, que está condenada, pero continúa ejerciendo sus funciones a día de hoy.
Con respecto a la problemática del país, hay que considerar no solamente la parte económica, sino también la degradación del sistema educativo, que supo ser uno de los principales motores de su desarrollo. El sistema estaba basado en una organización pública de excelente nivel (primario, secundario y universitario). Sin embargo, la cifra de estudiantes que terminan sus estudios “en tiempo” y “en forma” es del 13%.
En este contexto, el balotaje definirá qué línea política gobernará en el país, la cual enfrentará tremendos desafíos que marcarán el próximo rumbo a seguir. En estos últimos días, se han producido alianzas entre los candidatos, como por ejemplo Patricia Bullrich y el ex presidente Mauricio Macri con el libertario, Javier Milei.
El margen de actuación que pueda tener el nuevo gobierno estará muy acotado por la complicada situación previamente descrita y requerirá de acuerdos fundamentales a nivel nacional para definir políticas de crecimiento y desarrollo prolongadas que permitan revertir esta decadencia que se viene registrando desde hace décadas. En estas circunstancias, el pueblo argentino se enfrenta en esta elección decisiva ante una coyuntura de extrema incertidumbre y descreimiento.