El Día de los Muertos es una de las celebraciones más importantes en la cultura mexicana; tanto así que UNESCO ha declarado Día de los muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Mientras que la muerte puede ser un tema tabú en las sociedades occidentales, México toma un enfoque humorístico en donde se celebran las vidas de aquellos que pasaron a otra vida.
Las raíces de esta celebración son una fusión entre costumbres prehispánicas y católicas: las calaveras eran consideradas como un símbolo de triunfo y se usaban para rituales de muerte y renacimiento. Inicialmente, la festividad caía en el mes nueve del calendario solar azteca, y la fiesta era presidida por Mictecacihuatl, “la Dama de la Muerte”, o ahora conocida como “La Catrina”. La celebración, como hoy, tenía como fin celebrar a los niños y parientes fallecidos. De la parte católica, está el Día de Todos los Santos y Todas las Almas, y las celebraciones caen una al lado de la otra. Este día representa una verdadera fusión entre dos mundos, con un resultado espectacular.
Lo más seguro es que hayas visto Coco, y dentro de esta película, se puede ver mucha simbología que se usan en los altares. Por ejemplo, el majestuoso puente de flores amarillas; esas flores se llaman cempasúchil y se tienen que poner en el altar para guiar el espíritu o el alma para llegar hasta el altar. Otro elemento de esta celebración que podemos observar en la película es Dante, un perro xoloescuincle (pronunciado cho-lo-squin-cle), el que era la ayuda principal de Miguel y Héctor. Esta raza de perro era el acompañante de un dios del inframundo en la cultura Azteca, y ayudaba a los muertos a pasar los 9 niveles antes de llegar al equivalente del “paraíso” (eso si no habías muerto dando a luz o en guerra, o ahogado). Por eso, Dante ayuda a estos dos protagonistas a moverse y resolver sus problemas en el inframundo.
¿Recuerdas por qué Héctor no podía ir a ver a su familia? ¡Porque no pusieron su foto en el altar! Eso es una parte elemental de los altares de Día de Muertos, una foto del difunto y una calaverita de azúcar representan al difunto. Tampoco podemos olvidarnos del papel picado, el agua y la comida, pues el muerto al llegar tras un largo viaje, consume los olores de los platillos presentados.
El Día de los Muertos es una celebración que une a los que estamos en este mundo y en el otro, sin lamentos y sin llantos; sino con alegría y risas, ya que de la flaca, nadie se escapa.