La semana pasada fui de viaje a Italia con una amiga y fuimos a bastantes exposiciones artísticas. Al ver los cuadros, apreciábamos la calidad del trabajo… y luego nos dábamos cuenta de que estaba creado con inteligencia artificial. En esas ocasiones, nos cambiaba la cara. Y está claro que admirar el esfuerzo de horas de una persona en crear algo bello no es nada comparado con un ordenador programado para hacer lo mismo en segundos. Aun así, en teoría, la apreciación por lo que se ve debería ser la misma: el autor no debería afectar a la valoración del arte final. No obstante, ¿es el arte bello por su apariencia o por su trasfondo?
Este caso parece bastante particular y tiene paralelos muy interesantes. Un ejemplo es apreciar un vestido. Si ves un vestido precioso en una tienda y te dicen que ha sido fabricado por niños en Bangladesh. tu percepción del vestido cambia. En contraste, si te dicen que el vestido ha sido tejido a mano y confeccionado por un famoso sastre, el vestido vuelve a cambiar. Por ende, aunque no sea conclusivo, podemos confirmar que la percepción de la belleza de algo es independiente de su belleza en sí. Es decir, el vestido no ha cambiado, pero a los ojos del comprador, el vestido es distinto. Podríamos achacar esto a la exclusividad y a la originalidad. Otro ejemplo con ropa sería encontrar un pantalón en una tienda masificada versus en una tienda menos conocida. Poseer un objeto exclusivo da al portador una sensación de satisfacción y valor añadido. Pero, ¿cómo podemos traducir esto al arte y de qué forma afecta?
La realidad es que, si bien la comparación se asemeja, la ropa y el arte no son del todo equiparables. Un cuadro, sobre todo en un centro que ofrece visitas, no tiene valor monetario. Sin embargo, el esfuerzo mejora su percepción. Y es que un cuadro, al igual que un libro, puede intentar ser apreciado desde fuera pero el arte se separa de la decoración por su trasfondo. La inteligencia artificial no tiene sentimientos ni opiniones, ni historia. Un artista, aunque su trabajo en términos de calidad pueda ser peor, siempre va a representar más, pues una IA no puede pintar dolor. Puede pintar algo representativo, pero el arte que nace de una persona no son ideas aleatorias combinadas con gran estilo, es el resultado de una historia personal, única e irrepetible y con un valor que ninguna inteligencia más que la humana es capaz de representar.
Así pues, en lo que al arte respecta, creo que la calidad y el significado nunca serán superados por las máquinas, pues lo que define al arte no es su belleza, sino la capacidad del artista para plasmar su humanidad en un lienzo, un papel o una tela. Y este es el argumento que se sostiene para apoyar la idea de que “todo puede ser arte”, aunque para mí significa algo más allá. Todo lo que pueda sentirse es arte, puesto que ya hemos probado que no porque algo sea bello significa que va a valer más que algo que no lo sea tanto.
Luego, definir el arte no es tan sencillo como podría parecer. No obstante, mi opinión es que el arte es propio de cada uno, ya que cada uno de nosotros tiene una historia detrás distinta y una misma palabra puede tener distintos significados para cada uno. Quizá la palabra “fuego” pueda asociarse al miedo y al peligro para cierta persona, y al furor y la pasión a otra. Entonces, no podemos definir qué es arte y qué no es para todo el mundo, puesto que ni siquiera podemos definir lo que es una simple palabra. Es decir, el arte es algo que nos mueve, pero no podemos forzar a todo el mundo a sentirse movido por lo mismo. Al igual que aunque todos sepamos lo que es el fuego, técnicamente, no todos sentimos el arte de la misma manera.