El 7 de febrero de 2021 por la noche, la Presidente del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, anunció un empate técnico por el segundo lugar para la segunda vuelta entre Guillermo Lasso y Yaku Pérez. El ambiente en el país pasó por la sorpresa, por la rabia, por la resignación que esta noticia traía consigo, pues era el tercer intento de Lasso por hacerse con la Presidencia y no había logrado obtener más del 19% de votos. Lasso lo entendió, pidió disculpas a todos sus partidarios por haber cometido una serie de errores, y aseguró que para la segunda vuelta se realizarían implementaciones en su plan de gobierno de los de otros candidatos.
Pocos tenían fe en este nuevo intento de Lasso y muchos se resignaron a la idea de un gobierno correísta. Sin embargo, después de una campaña perfecta en la que Lasso supo ganarse los votos disponibles, las posibilidades de que llegara a la Presidencia no eran escasas. Finalmente, el 11 de abril del 2021, luego de una jornada electoral bien ejecutada, las cifras oficiales empezaron a favorecer al candidato de centroderecha, hasta que 2 horas después de haber iniciado el conteo de votos, y con más del 90% de actas escrutadas, el candidato Andrés Arauz reconoció su derrota y concedió la victoria a Guillermo Lasso. Simultáneamente, Lasso brindó una rueda de prensa donde agradeció al pueblo ecuatoriano y aseguraba que los haría orgullosos.
Esta victoria, además de significar la primera derrota del correísmo en presidenciables, representaba un quiebre total de los últimos gobernantes escogidos, que posaban populistamente ante los medios de forma carismática haciendo ofrecimientos demagógicos. Con su ausencia de carisma y de emoción Guillermo Lasso logró transmitir sus ideas y proyectos a un número suficientemente grande de votantes que le permitió ganar la carrera hacia Carondelet.
La gente salió a las calles a festejar, algunos lloraban, otros bebían, y otros reían, pero todos celebraban. Y los mercados internacionales, aunque no puedan bailar y reír, también hicieron sentir su satisfacción cuando el riesgo país de Ecuador cayó casi 350 puntos menos de 24 horas después de conocerse la victoria de Lasso.
Pero ¿por qué más se festeja la jornada electoral del 11 de abril? Porque, además de haberse llevado a cabo sin disturbios ni escándalos como en ocasiones anteriores, el conteo de votos fue realizado de manera impecable y expedita. Mientras hace 4 años tomaba 2 semanas anunciar el ganador de las últimas elecciones presidenciales, esta vez tomó tan solo 2 horas. Y, lo mejor de todo, es que la reacción de los candidatos fue totalmente opuesta a lo que varios politólogos llegaron a considerar que podía llegar a suceder. En lugar de negar los resultados y reclamar fraude, Andrés Arauz, rompiendo con la tradición correísta de conseguir todo a través de la violencia, aceptó los resultados y aseguró que llamaría a Lasso para felicitarle y desearle éxitos. Horas más tarde Lasso confirmó haber recibido la llamada de Arauz y le agradeció por su espíritu democrático.
En algunos países, esto es lo normal y la norma, y así debería ser. Sin embargo, en una región tan políticamente inestable y corrupta como Latinoamérica, que una jornada electoral se haya llevado a cabo de esta manera, no deja de ser sorprendente.
¿Qué le espera a Ecuador después del 24 de mayo cuando Guillermo Lasso asuma la Presidencia de la República? Pues acuerdos internacionales y tratados de libre comercio que promulguen la inversión extranjera en el país. Habrá apoyo del gobierno a todos los emprendedores que necesiten ayuda para lanzar sus proyectos, así como también habrá respeto por la libertad de expresión y de prensa. Los negocios tendrán la libertad de moverse más dinámicamente, sin tener inseguridad jurídica. Y, entre otros, pero uno de los más importantes de todos, cada uno tendrá como fruto lo que produzca, sin tener que pagar impuestos burdos y costosos.
A Lasso, como al expresidente Rodrigo Borja, le tomó 3 intentos para llegar a la Presidencia, y a pesar de tener una imagen villana por ser banquero de profesión, sus propuestas de gobierno auguran mucha innovación y producción para Ecuador, y mucho Ecuador para el mundo. Ahora nos tocará volver a la posición de la crítica constructiva hacia el gobierno, donde lo felicitemos por sus aciertos y lo reprochemos por sus errores, pero desde el 11 abril, Ecuador es un país más libre, más feliz y más bueno.