Imagen de Club de Madrid, extraída de https://clubmadrid.org/club-de-madrid/
Uno de los pretextos detrás de la presidencia o liderazgo de un gobierno en el mundo democrático es la unión por las ideas comunes que se comparten. Es decir, el mutuo acuerdo entre ciudadanos de un lado y otro del mundo acerca de las circunstancias necesarias para que un gobierno sea democrático. No es una armonía perfecta, porque existen diferentes tipos de democracias contemporáneas, pero sí hay una concordancia sobre los mínimos necesarios para que el funcionamiento de la libertad y la tolerancia sea efectivo.
Porque la democracia es eso. Ser capaz de atribuir responsabilidad —de forma simbólica, legal o política— a aquellos que no ejercen su papel de forma debida. La contraposición de los poderes del Estado y el control institucional. Su naturaleza no tiene porqué ser la más eficiente, pero es, sin lugar a dudas, el único régimen posible bajo el cual los derechos y obligaciones de los ciudadanos son efectivos. Todo aquello que se antepone a ésto roza diferentes tipos de autoritarismo disfrazados en constituciones huecas, donde la aplicación de la ley es a la carta. No nos queda otra vía, pues, que aquella donde actores internacionales y domésticos empujen por el avance democrático para un mundo más benevolente. De esta manera trabaja Club de Madrid.
Club de Madrid
Club de Madrid es, con más de cien miembros, la mayor asociación contemporánea de anteriores líderes democráticos. La organización nace tras la Conferencia de 2001 en Madrid sobre Transición y Consolidación Democráticas donde se acordó que era imperativo la creación de un sitio de diálogo y referencia. Diálogo, porque la democracia requiere acuerdo, y referencia, porque las transiciones democráticas de cada país son únicas en sí mismas y porque se debe de dotar de las guías para hacerlo posible.
Es muy probable que no conociéramos el nombre de organizaciones como ésta si el mundo fuera, por defecto, perfecto. Pero la realidad actual es lejana a idílica. Son cada vez más las amenazas que llaman a la puerta de las democracias liberales. Y no sólo desde fuera. Frente a las “autocracias liberalizadas” y el desgaste institucional interno, las democracias sufren, también, las consecuencias más cotidianas de un contexto de guerra, crisis financiera y cambio climático.
La realidad de Club de Madrid
En el Diálogo Político Anual de 2022 en Berlín, al que acudieron un grupo de cuarenta participantes formados por gobernantes, políticos, intelectuales, representantes de organizaciones intergubernamentales y empresas, se puso el foco en acatar las soluciones y recomendaciones para el G7, el G20 y la ONU. Berlín dió paso a temas obvios para el órden mundial: la pandemia fue simplemente el comienzo de un dominó sin precedentes para la historia de las democracias asentadas. Después, la crisis financiera y la guerra en Ucrania, que acabaron por desatar los mayores desajustes para la economía mundial. Las conversaciones pusieron en manifiesto cinco cosas: llegar a un acuerdo para realizar una reforma en el Consejo de Seguridad de la ONU que dote a la Carta de una mayor efectividad y ejecución. La necesidad de acabar con la guerra de Ucrania que, inetivablemente, hace referencia a la tercera y cuarta necesidad: asegurar las exportaciones de alimentos y la reducción de la deuda en las economías mundiales. La campaña de la transición energética sigue al frente, por mucho que los costes económicos a corto plazo sean una obviedad. “El mundo debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 43 por ciento para 2030 para lograr la neutralidad de carbono agregada para 2050”, escribe el documento final oficial del Diálogo Político Anual.
En 2023, el individuo es el protagonista. El individuo y su colectivización en el mundo democrático. El Diálogo Político Anual de 2023 en Brasil hablará de “repensar el desarrollo social para las personas y el planeta”. Es evidente que, en un mundo totalmente multilateral, las aspiraciones a largo y corto plazo pasan por reconocer al individuo —la sociedad—como centro de cualquier política, pero que también se tendrán en cuenta las externalidades que afectan a la sociedad internacional y al planeta.
¿Por qué Club de Madrid?
¿Por qué Club de Madrid? Porque, hoy más que nunca, tras la arrolladora deriva antidemocrática, es fundamental “fortalecer la práctica (…) inclusiva y mejorar el bienestar de las personas en todo el mundo”.
